Pasé en Sevilla un gran fin de semana, a pesar que echamos mucho de menos a nuestros peques y que sufrí psicológicamente lo indecible durante la prueba, mucho más, al contemplar se me escapaban las 3 horas 30. El problema, que de esta apreciación, me di cuenta muy pronto, cuando en el 28 la cabeza estalló de datos y cuentas, y me fui… de la maratón.
Todo comenzó el viernes cuando partimos de Cartagena dirección Sevilla, Félix, mi mujer y yo. A ritmo de Loquillo, llegamos al Hotel Tryp Macarena a eso de las 20.00 horas. Coincidencia o no, en el hotel se hospedaban todas las estrellas de la Maratón: Los galácticos etíopes, a la postres vencedores de la carrera, Chema Martínez, Jan, Martín Fiz, Abel Antón…
El viernes noche sirvió para cenar en un estupendo restaurante italiano y hacer un poco de turismo a pie, por las calles céntricas sevillanas. La Torre del Oro, la Maestranza o la Catedral con su Giralda fueron testigos de nuestra caminata.
Nuestro primer viaje juntos sin el bebé. Foto Félix
El sábado por la mañana salí a trotar un rato por la orilla del Guadalquivir y allí me crucé en varias ocasiones con los etíopes. Iban despacio, a un ritmo parecido al mío cuando hago series de 50 metros.
Luego nos dirigimos a la feria, no sin antes pasar por la Librería Troa del Barrio del Nervión, donde inyectaría un extra más de motivación personal al viaje.
“De patrulla con Filípides”
En la misma puerta de la feria del corredor nos recibiría Jan, con su agenda llena de tapas... Felix, Jan, mi mujer y yo, formaríamos un equipo, que no se disolvió hasta el comienzo de la maratón..
En la feria pude compartir unos minutos con Martín Fiz. Una sorpresa agradable, presentarme como Espíritu González y que me reconociera como el autor “de patrulla con Filípides”.
Martín Fiz, De patrulla con Filípides y Espíritu González
Seguidamente saludé a Javier Serrano, periodista y escritor, autor de “el manual del buen corredor”. Él estaba allí en el stand de Runnersworld firmando ejemplares de su libro. Javier es uno de los principales artífices, de que “de patrulla con Filípides” se presente en Madrid, el próximo 25 de abril. Sigo sin adelantar más.
Con el gran Javier Serrano y su libro “manual del buen corredor”. Lectura obligatoria.
Las maratones son especiales por muchos motivos… De entre todos, destaco éste: Conocer en persona a los amigos con los que compartes todas las experiencias de correr, tantos sentimientos y emociones. Fue éste, sin duda, el mejor momento del fin de semana. Lo dejo en imágenes.
Con Miguel, Javier Serrano, Jan, Barroso y mi tocayo Unyko.
Mis amigos y mi libro. Más feliz imposible.
Me pasé el viaje firmando libros a Jan
El sábado, a medio día, mandó Jan. Comimos hidratos y grasas a base de tapas. Por la noche, el equipo coincidiría en el Restaurante donde cenamos, esta vez, ya pasta… con mi compañero del Club Marathón Cartagena, curso de promoción y amigo José Antonio Quijada y con otros dos amigos que le acompañaban. Pepe Riquelme y Carlos García-Vaso. Lo que yo quiero a estas tres figuras, no es por gusto. Su calidad humana, sencillez y amabilidad, los hacen unos números 1, sobre el asfalto y fuera de él. Gracias Carlos y cía… por todo.
Y llegó la mañana de la carrera. Quedamos temprano, a las 6, para desayunar en el buffet. A las 7.30 montaríamos en el coche de Carlos, para dirigirnos al Estadio de la Cartuja. Este sería el equipo.
Con Quijada, Riquelme, Félix, Jan y Carlos
Luego a las 8 en la rampa del Estadio, nos volveríamos a juntar la familia bloggers para inmovilizar el momento. Algunos llegaron tarde y no les pude saludar, no por su culpa, si no por mis prisas de siempre.
Con Barroso “el maestro del Jamón”, su hijo, Miguel y Jan
El equipo. Foto de Angel Luis, que se marcó un carrerón, como todos.
Con Kath Carney, compañera del cartagenero equipo Runtriton, Miguel Ángel y Félix
Mi Maratón de Sevilla.
Con lo larga y angustiosa que se me hizo la carrera y lo corta que va a ser la crónica.
Comienzo la carrera desde el cajón de 3h15. Salí al ritmo objetivo. 4.55. En el primer kilómetro ya tenía ganas de orinar. No lo hice... Fueron pasando los kilómetros, 4,5, 6, 7, así hasta el 8 donde estaba mi mujer animándome. Iba fácil a 4.55, pero se me hacían largos… Esa apreciación nunca la tuve en la Maratón de Madrid los primeros kilómetros… En el 14 estaba de nuevo mi señora, le dije que iba todo bien…, le mentí… En el 15 me tomé un gel y me sentó como un tiro. A las ganas de mear, se añadieron otras…
Pasé la media en el tiempo que me había fijado… 1.43 alto. Luego el 22, 23, 24 (todos sabemos contar) Pues bien, en el 25, en vez de sumar comencé a restar… Ya no iba fino, y en el 28… sufrimiento. La cabeza me jugó una mala pasada. Del 28 al 41.195 metros me fui literalmente. No supe aguantar la presión. Fueron los 14 kilómetros más largos de mi historia como corredor.
Mis lágrimas se ocultaban debajo de mis gafas. Me sentía culpable. Tenía la sensación de que le estaba fallando a mucha gente. Muchos eran los seguidores, que me habían alentado para bajar de las 3 horas 30 en Twitter. Ese era mi objetivo y ya en el 28 supe que se me iría… No podía ir más rápido, 5.30-45, el del mazo me sujetaba y se instalaba en mi cabeza como un diablo cabroncete: “subnormal”, para que sales tan rápido, si has llegado aquí fuera de forma y con 6 kilos más”. Me paré a andar y a meditar… Llegó el 38 y allí estaba mi mujer para fundirme en un abrazo. Le dije que estaba agobiado, que quería ver a mis hijos. Se encontraban a 600 kilómetros de mi casa. Si llegan a estar más cerca no llego a la Cartuja.
Fue Loli, quien me empujó a acabar. A falta de 4 kilómetros, a poco que hubiera dado la cara, hubiera bajado mis 3h37 de Mapoma, pero no me dio la gana. Quería olvidar Sevilla como fuera. Anduve… unos metros más dejando pasar el tiempo… No son excusas, fue una gilipollez hasta que estallé: ¡Qué mierda hago, ni puto caso al diablillo! Y comencé a correr, pero ya era tarde, no tenía ritmo, era cadáver…
En el 40 estaba David Matraca. Me dirigí hasta él y le di un fuerte abrazo. Te quiero amigo. Gracias por la sudadera. No tuve fuerzas ni para ponérmela.

Momento que paré a saludar a David Matraca.
Crucé la meta en 3horas 39’ según mi Garmín, 3horas 40’04” según la organización.
Me metí en un túnel oscuro, lleno de rabia e impotencia. Cuando salí del túnel, allí estaban Carlos y Riqui para darme luz. El primero corrió en 3horas05’ la maratón y el segundo en 3 horas 30. Felicidades…
Luego saludé a mi amigo Naiker y supe de su tiempo. Entró con Carlos en 3horas05’. Naiker se preocupó por mí, sus palabras fueron motivadoras. Gracias amigos.
Dejé de estar triste…
Cundo dejábamos el hotel coincidí con Chema Martínez, le saludé. Sólo con presentarme con mi seudónimo, ya me reconoció. —Tú eres mi colega runner y literario, el autor “de patrulla con Filípides”. La conversación con Chema Martínez estuvo cargada de consejos y motivación. Él no consiguió el objetivo que se había propuesto pero la sonrisa no la perdió. Pronto lo volveré a ver…
Chema Martínez y Espíritu González
Fin.
Ayer domingo corrí la Media Maratón de Cartagena. Fue sólo un entrenamiento, de menos a más, sin forzar. Acabé en 1hora 44 ,con muy buenas sensaciones.. Sevilla no me ha dejado tan mal como esperaba. Mañana haré la crónica. Como sabéis, ya estoy inscrito en Mapoma 2013.
Esta imagen se ha visto, esta semana en Amazon. Esta mañana todavía se veía. Quiero darle las gracias a Javier Martínez Badía, a Juan Antonio Carreras y a Manuel Acosta por todo lo que me están ayudando. Sin ellos, sin vosotros, este sueño no podría ser posible. A veces me encuentro muy solo, pero no, sé que no lo estoy. Gracias amigos por todo. No lo vais a creer, pero ahora mismo me he emocionado y se me ha escapado una lágrima. Es imposible estar solo y ser el libro más vendido en Amazon. Es imposible amigos. Os quiero.

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