Carrera de una emoción

    Esta mañana, el sol brillaba en Torre Pacheco. Resplandecía para hacer la media todavía más guapa. Preveía que hoy iba a ser el día. Durante toda la carrera me abundaban las emociones, sentía que mis piernas podían ir más rápido, pero hoy no debía fallar. No, hoy no, le podía fallar. Faltaban 200 metros y el público gritaba y gritaba… pero yo no los oía, solo miraba el reloj de meta, 100, 50, levanté entonces una mano. Señalé al cielo cuando marcaba 7 minutos por debajo de mi mejor marca. Allí estaba entonces él, mi entrenador, el culpable de todo, para fundirme en un abrazo. Localicé a mi mujer y mis hijos, los quería como nunca, como siempre los querré.

   De repente se nubló, comenzó a chispear, miré al cielo y comprendí por qué.., “mi madre lloraba emocionada”. Tras unos instantes donde no podía dejar de mirarla volvió a brillar el sol. El día quedó radiante, todos éramos felices, ella más que nadie.

   Esta noche cuando paseaba a la Sole, iba recordando la carrera y olvidando la lesión... De repente un destello me sobrecogía, una estrella fugaz se deslizaba por el horizonte, quedé impactado, verla en esta época del año... Me he fijado en la luna, tan bonita estaba ella…Nos hemos guiñado los ojos...

                                                        Te quiero mamá

  

Continuará….