FELIZ NAVIDAD.

En una hora entro a trabajar. El trabajo de escritor me ha devuelto la extraordinaria pero no me da para pedir la excedencia (todavía…). Por tanto, cenaré tarde en Noche Buena y mañana no comeré en Navidad con mi familia. Tal vez, lo que más me entristece, es no poder ver los ojos de esta pelirroja, cuando se despierte el día de Reyes, porque su papá estará trabajando.

Es cierto que tengo mucha suerte. Que la vida me sonríe, el libro, la familia, el trabajo… y encima en estos precisos instantes, que acabo de terminar un gran entrenamiento de fuerza y bici, que me hace sospechar la lesión del aductor tiene los días contados. Cruzaré los dedos y le pediré a Papá Noel que así sea y pueda estar en la Maratón de Sevilla. Si no, será Mapoma.

Estoy viviendo una de las etapas más sorprendentes de mi vida. No sé como explicarlo, pero es como pasar de cero a cien en el tiempo que dura un pestañeo. Eso sí, con mis pies y mi cabeza bien asentados, no me lesiono yo por tonterías. Hoy me acuerdo mucho de mi madre. Lo orgullosa que se sentiría de su hijo Javi. Esta noche, la echaremos mucho de menos, aunque eso lo hacemos todos los días.

Pero hoy es una Noche Buena, un poco más complicada para muchas personas. Corren tiempos difíciles. Todos conocemos a amigos que lo están pasando mal. Desde este rinconcito quiero desear a todas esas personas que por unas u otras razones sufren..., que el año que viene venga cargadito de prosperidad y salud para todas ellas.

Con este beso del día de la presentación, mi mujer, mis hijos y yo, queremos desearos una muy Feliz Navidad. Disfrutar de la cena esta noche. Yo, en días así, me acuerdo de mis compañeros: Los protagonistas “de patrulla con Filípides”. Aunque en un blog de running como intento sea éste, protagonistas somos todos.

FELICES NAVIDADES.