Parte 2. Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo.
“No te engañes. No hay dietas milagrosas, para adelgazar hay que meter menos calorías al cuerpo de las que consumes”. Esta frase me repite mi amigo Julio, al cuál no le puedo hacer la contraria porque es uno de los mejores triatletas que tiene la Región de Murcia. Con Julio comparto muchas noches de servicio, yo lo observó y él me enseña con sus actos. “Bebe mucha agua y come mucha fruta”, pero eso si, de vez en cuando se homenajea. No tiene reparos en almorzar un bocadillo o tomarse unas cervezas. Yo tampoco.
Pero volviendo al tema de mi dieta… En agosto decidí que debía adelgazar y elegí el mes de septiembre para poner a prueba la capacidad de reacción de mi cuerpo ante el nuevo reto que se me presentaba. Siguiendo el “método González”, es decir, leer, observar y analizar, decido poner en marcha un sistema de defensa al sobre peso, basado en el conocimiento que tengo sobre mi propio cuerpo, el mismo con el que me acuesto desde que tengo razón de ser, incluso antes. Hablando en plata: a mi me gusta comer, lo que es, “comer bien”, no pasar hambre, y sobre todo saciar el apetito disfrutando en todo momento ya sea con el desayuno, almuerzo, comida, merienda, cena, de tapeo o picoteo, ¡leches!
Es por ello por lo que se me presentaban una serie de cuestiones y dudas razonables.
1. El término disfrutar en todas las comidas es incompatible con cualquier dieta.
2. Debo buscar un equilibrio que me permita disfrutar al menos con alguna de las comidas del día y a la vez sea beneficioso para el cuerpo y la siempre difícil cabeza González: no pasar hambre ni ansiedad por comer.
Solución: Ante todo quiero decir que yo no soy médico ni profesional en el asunto. No os puedo recomendar que sigáis mi dieta porque en principio no creo ni que sea una dieta como el propio nombre indica y tampoco puedo asegurar que le vaya bien a todo el mundo. Muchos pensaréis que perder tanto peso (8 kilos en dos meses) puede ser exagerado y que no debe ser nada bueno para esto del correr. Quizás yo pensaba igual, pero he llegado al convencimiento que me sobraban grasas y líquidos ocultos que lo único que hacían eran voluminizar mi cuerpo, a pesar como os he dicho siempre que yo nunca he estado pasado de peso. Ahora si que puedo decir que mi índice de masa corporal por primera vez desde hace muchos años entra en mis valores idóneos y todo esto es lo que realmente me hacía falta para sentirme mejor. Pero claro, todo bueno no puede ser en esta vida, he cambiado la talla de pantalón de la 44 a la 42 y ahora tengo que comprarme ropa.
Y todo ello lo he conseguido básicamente haciendo lo que la mayoría de vosotros: Cuidando lo que ingiero a partir de las 6 de la tarde. Desde esa hora hasta que me acuesto tengo prohibido comer pan y normalmente ceno ensaladas. ¡Pero que ensaladas..!
Así come y disfruta Espíritu González:
Desayuno. Café con media tostada de mantequilla y mermelada o media tostada de tomate con jamón serrano (le quito el tocino al jamón y el del bar se ríe como me las apaño para ello). No le suelo echar sal. A veces incluyo un zumo de naranja. Siempre un vaso de agua y la capsula de vitamina.
Si voy a entrenar por la mañana tomo una hora y media antes (más o menos) desayuno una tostada entera de mantequilla y mermelada con el café y el zumo de naranja. Y si en lugar del bar desayuno en casa tomo un vaso de leche cargado de copos de avena.
Siempre después de entrenar por la mañana un batido recuperador de hidratos y proteínas de suero.
Almuerzo. (A media mañana) 1 o dos piezas de fruta con agua. (Bebo mucha agua y bebida isotónica durante el día)
Comida. Hablando mal y claro. LO QUE ME DA LA GANA. Eso si procuro tocar un poco de todo cada día y combinar comidas de rima (que diga de olla) con platos de pasta, arroces, carnes, etc… La fruta la suelo tomar antes de comer si me acuerdo. Después un danone, un flan y unas natillas con una cucharada de levadura de cerveza y germen de trigo.
Si tengo entrenamiento por la tarde, procuro que la comida no sea muy pesada. Ese día suelo elegir pasta o arroz.
Merienda. (a media tarde) Una o dos piezas de fruta y agua. Si voy a entrenar procuro adelantar la merienda una hora antes del entrenamiento y tomar plátanos.
Siempre después de entrenar por la tarde un batido recuperador de hidratos (tipo vitargo, lo recomiendo porque se eliminan muy bien los hidratos sobrantes por la orina) y proteínas de suero.
Cena. El secreto mejor guardado. “No comer pan”. Siempre ceno ensaladas variadas tipo cuatro estaciones. Le añado a las mismas unas pocas pasas, unas pocas nueces, castañas, almendras o pipas y una manzana troceada. Dos latas de atún y pechuga de pavo. Hay días que la ensalada la hago más pequeña y entonces comparto la misma con una tortilla de claras, unas pechugas o atún o cualquier otro pescado a la plancha la plancha.
A continuación de cenar o antes de dormir un vaso de leche desnatada con dos o tres galletas. No sé si es lo correcto pero la leche me tiene enganchado. Eso si, procuro echarles a los cafés y vasos de leches diarios poca azúcar o sustituir ésta por sacarina.
Una vez a la semana me salto la dieta y me ceno unas pizzas o lo que me da la gana.

Pesas o corres
Resumiendo: 5 comidas diarias + los complementos recuperadores que todos usamos tras el entrenamiento. Frutas y verduras que no falten. Poca azúcar y menos sal que la propia de las comidas. Mucha agua o bebida isotónica durante el día. Cenas ligeras y nada de pan a partir del medio día.
Quien piense que he perdido musculatura está realmente equivocado, ya le digo que ganar o perder músculo es muy difícil. Lo que se gana o pierde fácilmente son grasas y aguas camufladas en los músculos y creer lo que os digo porque realmente no tengo ni puta idea de lo que hablo.